viernes, 1 de febrero de 2013
Echandole una mano a la amiguita de mi mujer
Miriam quería organizar una buena fiesta en casa, así que llamó a Giovanni, el marido de su mejor amiga, para que le ayudara a mover todos los muebles de la casa y poder tener más espacio. Después de un buen rato moviendo sofás, mesas y sillas, Giovanni decidió tomarse unos minutos para sentarse y reponer algo de fuerzas, se estaba dando una auténtica paliza. Miriam quiso agradecerle el tremendo esfuerzo metiéndole la mano entre las piernas y acariciando su erecto miembro, pero Giovanni sólo pensaba en su mujer, aunque aquella rubia estaba demasiado buena como para salir de allí sin echarle un buen polvo y disfrutar de esas empitonadas tetas, al fin y al cabo se lo merecía después de preparar la casa para la fiesta.
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