miércoles, 1 de mayo de 2013
Deja de leer que quiero que me folles el coñito
Mientras su chico disfrutaba de una apacible sobremesa leyendo un libro, Sandy se acercó por detrás excitada y con sus braguitas calientes, era la hora de disfrutar. La tremenda erección no se hizo esperar y Sandy comenzó a dar buena cuenta de aquella rápida respuesta con sus intensos lametones. El sofá fue testigo y víctima de aquel arrebato de pasión como alternativa a la lectura, al fin y al cabo, aquel polvazo estaba escrito.
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