martes, 27 de noviembre de 2012

FOLLAME Y HAZ CON MI CUERPO LO QUE QUIERAS



Aquella mañana Samantha llegó a su cita con el masajista más tranquila que de costumbre, incluso su manera de desnudarse antes de pasar a la camilla parecía ir al ritmo de una sensual y relajante música. Una vez se despojó de su ajustada vestimenta y deslizó hacia sus tobillos un minúsculo tanga que dividía su culazo en dos perfectas nalgas, se tumbó, cerró los ojos y se dejó llevar. Las manos aceitosas de su masajista recorriendo su encrespado pero suave cuerpo, fue acelerando la respiración de Samantha hasta hacer arder la mecha. Pero fue cuando, al darse la vuelta y dejar su coñito lubricado y sus erguidas y empitonadas tetas vulnerables, se desató la pasión en la consulta dando lugar a un polvo desenfrenado.

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