miércoles, 28 de noviembre de 2012

Llevandome a casa a un desconocido, para que me folle el coño



Kagney conducía de vuelta a casa cuando al parar en un semáforo se fijó en el tipo del coche de al lado. Hubo ese típico cruce de miradas y, sin saber muy bien porqué, Kagney se sintió excitada. Cogió un papel y escribió "Sígueme". Él así lo hizo y pronto se encontró en el garaje de aquella desconocida, mirando a sus ojos llenos de deseo. Apenas cruzaron una palabra, se enzarzaron desesperadamente, poseídos por el deseo. Al poco estaban en la cocina, tocándose, dejándose llevar, follando como locos. Siguieron en el salón, sobre el sofá donde él acabó corriéndose sobre su vientre, sin poder más. Pero la cosa no acabó ahí, Kagney quería más y acabaron con un segundo asalto en que él volvió a derramar su pasión sobre ella, esta vez sobre su cara, para terminar estirado en el suelo, satisfechos, extasiados... ahora sí, hablando sobre lo ocurrido.

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