sábado, 3 de noviembre de 2012

Las moteras tambien la chupan



Mick y su colega fueron a un bar en las afueras de la ciudad, uno que un colega les había recomendado diciéndoles que aquel era un sitio lleno de maduritas, potentes, viciosillas y hambrientas de sexo. El consejo parecía más bien de un enemigo que de un amigo pues pronto descubrieron que aquel era un tugurio de moteras, tipas duras vestidas de cuero y, sin duda, con pocos remilgos. Ellos iban muy confiados, vestidos finamente, de pijitos, aquello no parecía precisamente lo que andaban buscando. Aunque Mick seguía confiado en que iban a pasárselo bien. Fuera totalmente de su ambiente pronto fueron rodeados por un grupo de moteras con ganas de jugar con aquellos pipiolos. La jefa del grupo, escogió a Mick y se lo llevó al baño a toda prisa, buscando satisfacer sus deseos con un buen revolcón, mientras su colega quedaba a merced de las otras hambrientas y desesperadas moteras del grupo.

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