sábado, 20 de abril de 2013

Pagando una hora para follar con una putita increible



Bill tení­a la billetera lista, preparada para pagarse una hora de pura lujuria, cumplir una de sus fantasías. Rachel Starr llegó puntual a la cita, a aquella habitación de hotel donde estaba a punto de librarse una batalla de placer. Bill siempre había soñado con tener aquel maravilloso culo solo para él, con perderse entre aquellas rotundas y espléndidas nalgas, verlo brillar en su exquisita redondez, en su magnifica rotundidad, tocarlo, sobarlo, verlo en todo su esplendor mientras se la follaba hasta quedar exhausto.

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