lunes, 18 de febrero de 2013

La vecina me pide sal y yo le doy polla



La señora De Mer disfrutaba de sus húmedos sueños pensando en Johnny, ese vecino al que conocía desde que era pequeño pero que había crecido y se había convertido en su fantasía sexual. Con la excusa de que le ayudara con un problema de cañerías en su fregadero, aquella espectacular MILF consiguió tener a Johnny donde tanto había deseado. Ahora sólo le quedaba dar el paso definitivo y comprobar si el tamaño equino de su miembro que tantos ratos buenos le había hecho pasar, era como lo había imaginado. Un pequeño tropiezo fingido y la señora De Mer ya estaba agarrada a ese soñado mástil carnal de Johnny, quien no pudo evitar gozar de aquel voluptuoso cuerpo y desatascar algo más que las tuberías , embistiendo con fuerza a su ansiosa vecina colmándola de placer.

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