viernes, 15 de marzo de 2013

Follando con la señora de la casa



Mientras Alan arreglaba el tejado de su amiga, una repentina tormenta comenzó a descargar con fuerza obligándole a buscar refugio en el interior de la casa. Monica enseguida se ocupó de sus cuidados ofreciéndole un café calentito y metiendo su ropa mojada en la secadora, pero no podía quitarse de la cabeza ese cuerpo fibroso desnudo. Caliente y excitada, volvió al sofá con la única idea en la mente de hacerle la espera lo más divertida posible ofreciéndole su tórrido coñito, más que dispuesto a sufrir una buena ráfaga de embestidas. Alan gozó de aquel cuerpazo natural botando sobre su polla sin acordarse lo más mínimo de su anillo de casado.

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