Un trabajito de sexo para el chico de mantenimiento

Mientras Ashton Pierce terminaba de cerrar unos negocios por teléfono, el tipo de mantenimiento entró en casa para avisar de que había finalizado su tarea. Ashton le invitó a sentarse en el sofá para encargarle su próximo trabajo, pero Jimmy sólo tenía ojos para ese abultado escote que parecía estar a punto de reventar, y no dudó en comentárselo a la señora Pierce. Ella era una mujer casada, pero su marido estaba en Canadá y tenían todo el tiempo del mundo para pasar un buen rato. Ashton agarró aquella herramienta especial que Jimmy guardaba entre las piernas para darle un buen repaso con su lengua voraz a cambio de dejarle disfrutar de su rasurado coñito y de sus tetas divinas.