sábado, 23 de marzo de 2013

Tratando con sexo la amnesia del paciente



Como otros tantos médicos, la doctora Croft se puso en manos del caso de Bill, un paciente al que le era imposible recobrar la memoria. Sin darse cuenta, aquella explosiva diplomada no tuvo que buscar en libros ni en datos científicos la base del problema de aquel enfermo, la solución la tenía justo debajo de su bata blanca. Cada vez que el voluptuoso escote de la doctora asomaba o su tremendo culo se agachaba, los ojos de Bill se salían de sus órbitas y conseguía recordar, acababa de dar con su tratamiento. Bill estaba dispuesto a empezar ya mismo con sus dosis, sólo tuvo que ponerse al borde de la cama con su polla apuntando al techo para que la doctora Croft se sentara en ella clavándosela hasta lo más profundo. Un bote tras otro, aquellas nalgas consiguieron dar con la solución y empañar de blanco las gafas de toda una profesional de la medicina y el sexo.

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